Los motivos para despedir a un empleado
Así que, si te parece, vamos a ver en qué casos deberías plantearte seriamente el despido de un empleado.
Para que, si te los encuentras, no tengas ninguna duda.
Cuando sus resultados son inferiores a lo esperado, de manera continuada
Uno de ellos y quizá, el más general de todos, es el de que sus resultados sean de manera continuada, inferiores a lo esperado.
Es decir, cuando ves que día tras día, y mes tras mes, el trabajo que realiza no aporta el mínimo que consideras que debería aportar.
En base, sobre todo, al tiempo que dedica.
Aunque antes de tomar ninguna decisión, deberías reflexionar sobre si lo que determinas como óptimo está basado en algo realista, o sólo en lo que tú crees que debería ser.
Pero, en cualquier caso y, dando por sentado que sus resultados sí pudieran ser mediocres, hay 3 motivos que podrían estar causándolos y que deberías analizar:
- Que no quiere
- No puede
- O no sabe.
Si es porque no quiere, lo que tendrás que hacer es intentar descubrir a qué se debe esa negativa.
Porque si está causada por el ambiente laboral, las funciones que le delegaste, o por ti mismo, despedirlo quizá no sea la decisión más acertada.
Si es porque no puede, tendrás que descubrir si es porque le faltan las herramientas necesarias para ello y que tú deberías proporcionarle.
O porque sus propios compañeros o responsables se lo están impidiendo de algún modo. Que nunca se sabe…
Y, si es porque no sabe, lo más probable es que fuera porque, cuando lo contrataste te saltaste algún paso fundamental.
Como no elegirlo en base a la experiencia mínima que precisabas o, lo que es más habitual, que no lo formases adecuadamente.
La cuestión es que, antes de despedirle, deberías hacer el intento de enseñarle absolutamente todo lo que debería saber hacer.
Básicamente porque te va a salir más rentable que despedirlo y contratar a otro.
Y, si aún así no mejora, quizá es que la actitud del trabajador no es la que más interesa a tu empresa y entonces no tendrás más remedio que echarle.
Cuando mienten sistemáticamente
Otro motivo que, si se da, deberías plantearte el despido, es para el caso en que mientan o falten a su palabra.
Y no me refiero a la típica mentirijilla para evitar una bronca.
Sino a mentir sistemáticamente en todo y para todo, haciendo que confiar en él o ella sea realmente complicado.
Porque, al fin y al cabo, con un empleado así, difícilmente podrás lograr que tu empresa se convierta en lo que tú quieres.
Cuando es «tóxico»
Otro motivo muy a tener en cuenta para despedir a un empleado, es cuando a este podemos considerarlo como tóxico.
Es decir, que es de esos que se pasan la vida generando mal ambiente.
Crean rumores o malmeten, hablan mal de la empresa o de ti mismo y te lo cuestionan todo a ti o a su responsable directo.
Que son empleados que, aunque generalmente sí hacen bien su trabajo y resultan rentables a la empresa, al final son más un problema que otra cosa.
Especialmente ahora que el trabajo en equipo es más importante que nunca.
Y es probable que, por culpa de su actitud, el resto de empleados se sientan incómodos y obtengan unos resultados inferiores a lo normal.
Cuando los clientes se quejan
Otra cosa que debería hacerte tomar la decisión de prescindir de un empleado de inmediato, es cuando tus clientes se quejan de él.
Y no me refiero a cuando un cliente en concreto se queja, que entonces, deberías analizar la situación de otra manera.
Porque si el empleado es bueno en general, no puedes despedirlo sólo porque un cliente se queje.
Y quizá deberías optar por soluciones más en la línea de que evitarán tratarse.
Me refiero más, a esos casos en los que son varios los clientes que se quejan del empleado.
Que entonces, es evidente que pasa algo que va mucho más allá del malestar de un único cliente.
Por lo que, una vez analizados los motivos por los que esto pudiera pasar, y si esto no se puede solucionar, habrás de tomar la decisión de sustituirlo.
Porque está demostrado que, alrededor del 85% de los clientes, dejan de trabajar con una empresa si experimentan mala atención por parte de su personal.
Sin contar con que, cuando un cliente está descontento, se lo va a transmitir a entre 9 y 15 personas.
Y eso es algo que, de ninguna manera, te interesa que pase.
Cuando son tus otros trabajadores los que se quejan
Del mismo modo, cuando las quejas por un empleado provienen de tus otros trabajadores, también tendrás que tomar decisiones drásticas.
Aunque en este caso, el análisis que hagas de los motivos deberá ser más profundo.
Porque no sería la primera vez que estas sean causadas por envidias.
Cuando se limitan a cubrir la plaza
El último motivo del que te voy a hablar, porque perfectamente podría tirarme aquí la vida enumerándote causas, tiene que ver con aquellos empleados que básicamente se limitan a cubrir su plaza.
Es decir, que se limitan a hacer lo justo y necesario para que no los despidas.
Pero, fuera de eso, no hacen absolutamente nada que ayude a la empresa a mejorar en ningún sentido.
Me refiero a esos que siempre salen a la hora en punto, o que se niegan a hacer nada que se salga de sus funciones puras.
Que no es que yo diga que deban regalar tiempo a la empresa, o hacer tareas de otros compañeros.
Pero, desde luego, la actitud que tienen con respecto a ayudar a la empresa, es completamente negativa.
Y, por lo tanto, no se puede contar con ellos, ni para situaciones excepcionales.
Este tipo de trabajadores están básicamente esperando a encontrar el trabajo al que aspiran, y “mientras tanto”, pues están en tu empresa.
Y, aunque despedir a un trabajador así es quizá más difícil que a los otros.
Al final habrás de tomar la decisión porque, al fin y al cabo, está ocupando un puesto que probablemente otra persona ejecutase mejor.
Así que, habla con él, o incluso reubícalo.
Y si aún así no se adapta a lo que quieres, ¡despídelo!.
Cómo despedir a un trabajador: el proceso
Pero, ¿cómo se llega a decidir que lo más conveniente para la empresa es la salida de ese empleado? El despido rara vez llega de manera abrupta, sino que es un proceso largo que empieza a incubarse cuando se aprecia que algo no funciona correctamente en la plantilla. Estas serían algunas de las causas más habituales:
- Descenso significativo y prolongado del rendimiento laboral.
- Dificultades para cumplir las funciones correspondientes al puesto de trabajo.
- Generación de conflictos internos y dificultades para trabajar en equipo.
- Incumplimientos contractuales o negativa a completar su formación.
- Comisión de una falta grave o reiteración de faltas leves.
- Necesidad de acometer una reestructuración de la plantilla.
- Cambios en la orientación comercial de la empresa.
Sea cual sea el motivo, los profesionales encargados de gestionar y comunicar el despido deben seguir una serie de pasos para evitar problemas:
- Planificar el despido: adoptada la decisión de despedir a un trabajador, todo el departamento de RR.HH debe ser conocedor de ello, a fin de agilizar los trámites para su salida de la empresa. También es recomendable preparar cuanto antes toda la documentación que se entregará al trabajador.
- Concertar una reunión privada con el empleado: independientemente del tamaño de la empresa, la comunicación de un despido debe realizarse de manera presencial. Es necesario convocar a una reunión al trabajador justo después de decidir su cese. Dejar pasar el tiempo solamente servirá para que se produzca alguna filtración o rumor que enrarezca el ambiente.
- Confirmar que el trabajador ha sido notificado: finalizada la reunión, hay que informar al resto del departamento de RR.HH de que el empleado ya conoce la decisión, procediendo inmediatamente a culminar los trámites para el cese de su contrato.
Lo que te va a costar despedir a un empleado
Ahora ya tienes las bases para identificar si debes o no despedir a un empleado y, también, los principales pasos que has de dar para hacerlo.
Pero antes de finalizar, y de que te pongas a despedir empleados sin ton ni son.
Me gustaría hacerte una reflexión al respecto de lo que supone despedir un empleado.
Porque, sobre todo al principio de ser empresario, uno no se da cuenta.
Saltándonos todo lo que conlleva el despido a nivel emocional, tanto tuyo como de la persona despedida, has de asimilar que el coste para tu empresa es enorme.
Y no solo por el finiquito que vas a tener que darle.
Sino que, además, tendrás como coste…
- El know how que se lleva el empleado que despides
- Las horas de formación que le diste cuando contrataste al despedido
- El coste que va a tener la selección y contratación del sustituto y, entre las que estarán, como mínimo, el tiempo dedicado a su formación y tu tiempo o el de la persona en quien lo delegues todo el proceso de anunciarlo, entrevistarlo, etc.
- Las pérdidas que pudieran ocasionarse mientras esté el puesto vacío
- Y, también, las pérdidas derivadas de los errores de adaptación del nuevo empleado
Conclusiónes:
Por lo tanto, antes de tomar una decisión tan seria y, aunque sólo te basases en el coste económico que va a tener para ti y tu empresa, pon todo lo que puedas de tu parte para evitarlo.
Porque muchas veces, sobre todo cuando se despide en caliente, no se tienen en cuenta los daños colaterales.
Y, de haberlo hecho, se podrían evitar muchos malos tragos.